miércoles, 26 de mayo de 2010

THIS THING OF DARKNESS (esp. HACIA LOS CONFINES DEL MUNDO)

Esta es la única novela de Harry Thompson, que había escrito antes solamente una biografía, y desgraciadamente lo será para siempre, puesto que este productor de televisión murió poco después de haberla escrito, a los 45 años, y  de haberse revelado como un excelente narrador.

En español el libro se ha traducido de manera muy diferente al original, Hacia los confines del mundo, y narra el famoso viaje del Beagle de Darwin, junto con el capitán Robert FitzRoy.

La edición en inglés que estoy leyendo:


 Y la edición en español:




Tengo que decir que me ha costado un poco leer la novela sobre todo en su principio, ya que contiene muchas páginas dedicadas a descripciones de trabajos en el barco, tormentas y percances, etc. Ya se sabe...los libros dedicados a viajes por mar suelen contener mucho vocabulario cuyo significado específico no conocemos...ni siquiera en nuestro idioma. Vamos... que, por ejemplo,  tampoco sé exactamente qué es una jarcia, aunque lo haya leído tantas veces y no saberlo no me impida comprender de qué va la  novela. Imagínese pues, en inglés.

El libro empieza con una tragedia: el suicidio de un capitán al que habrá que sustituir. El elegido será uno de los protagonistas de la historia: Robert FitzRoy. La novela, según se cuenta en las críticas y comentarios (yo todavía no la he terminado), se centra sobre todo en la relación entre FitzRoy y un pasajero que se incorpora tiempo después al viaje: nada menos que Charles Darwin. Se produce, entonces, un choque entre dos mentalidades, la de un ser eminentemente religioso y que ve el mundo como algo creado a voluntad por Dios (FitzRoy) y la de otro, el creador (si es que no es herejía llamarlo así) de la teoría de la selección natural que en gran parte choca con los postulados cristianos.



                                                    El capitán Robert FitzRoy

Hasta ahora, a la altura de la lectura en que me encuentro,me está gustando mucho el libro. Me gusta cómo sabe el autor transmitir la emoción que sienten los exploradores al llegar a lugares ignotos y jamás antes pisados o navegados por el hombre blanco, como esos glaciares imponentes del sur de Argentina; me gusta también la actitud de FitzRoy, que demuestra un inusitado respeto hacia otras razas, culturas y civilizaciones...insistiendo constantemente en lo ilícito de despojarles de la naturaleza humana...del alma, desde su punto de vista. Sí, es cierto, el capitán, más que preocuparse por la pervivencia de esas civilizaciones como tales, se preocupa por transmitirles el saber occidental, la llama civilizadora...Pero eso era común en la época de las exploraciones y el imperialismo. Ahora bien, se niega del mismo modo a considerarlos "especímenes", a cosificarlos y a convertirlos en espectáculos de feria...Y sobre todo insiste en considerarlos seres humanos con la misma dignidad que los británicos que nunca los han visto.
Las cuestiones sociales, que siempre tienen una vertiente moral, se ve que preocupan bastante al autor, que las refleja en su libro de una manera más o menos directa, según el momento. Por ejemplo, en el pasaje en que los nativos "en proceso de civilización" son llevados al corazón de Londres...entonces presenciamos, sí, el colorido y el abigarramiento pintoresco de los mercados de un Londres que hoy ya no existe...pero también la miseria y lo lúgubre de las callejuelas atestadas de pobreza y de delincuencia.
También se trata el tema de la esclavitud con ocasión de la llegada del barco a Brasil (donde recalan una temporada mientras se están cartografiando las costas). Hay que decir que el tema causa el primer enfado serio (que, por otro lado, dura poquísimo) entre el capitán y el naturalista, que ya se han hecho buenos amigos. A lo largo de estas páginas nos enteramos, si no lo sabíamos ya por otras fuentes, de que Darwin era antiesclavista ferviente por convencimiento y por ascendencia familiar...que era nieto de Josiah Wedgwood, el abolicionista (sí, las famosas porcelanas Wedgwood las fabricaba él). Durante su estancia en Brasil Darwin experimenta el shock de presenciar cómo son tratados los esclavos, vendidos como animales, azotados, cazados, degradados. Manifiesta su descontento al capitán...y esto origina esta primera pelea dialéctica..que nos quiere mostrar que las cosas no son siempre tan simples. Darwin reprocha a FitzRoy que, estando él también contra la esclavitud, acepte  poner su barco a las órdenes de una monarquía que tiene como mayor aliado en Sudamérica a Brasil, estado esclavista.  FitzRoy, por su parte, le pregunta si acaso los beneficios del medallón antiesclavista de su abuelo (abajo tenéis más información) se destinaron a la lucha antiesclavista  o fueron para beneficio de la familia. Darwin, claro, se enfada, pero FitzRoy no se arredra y le pide que compare las condiciones de vida de los trabajadores de la industria inglesa (hacinamiento, prostitución por supervivencia, miseria, trabajo infantil, jornadas de trabajo larguísimas) con los de los esclavos...y decida. Incluso FitzRoy hace referencia al hecho de si no es también esclavitud la de los marineros, que son colgados si deciden abandonar un barco,  o azotados si incumplen cualquier norma. Evidentemente, con todo esto Thompson está haciendo una denuncia social al completo, no sólo de la esclavitud sino de todas las lacras de la "respetable" sociedad inglesa y de nuestra "civilización".






      Un joven Darwin, más o menos de la edad con la que aparece en la novela






                                                               El Beagle

                                 
ENLACES INTERESANTES:

Biografía de Robert FitzRoy en Wikipedia.

Genealogía de Darwin

Más sobre el experimento con los nativos en Europa,  aquí.

Narración del viaje del Beagle, por Darwin y en inglés, aquí.

Más info sobre FitzRoy  y Darwin, aquí

Biografía de Josiah Wedgwood en inglés, aquí . Sobre su medallón antiesclavista, aquí

Una recensión de la novela, por José María Pérez Pomares, de la Universidad de Málaga.

Una crítica del libro en el diario El País.