sábado, 6 de octubre de 2012

EL LENGUAJE DEL CUERPO, de Allan Pease y Barbara Pease

Yo había leído La comunicación no verbal de Flora Davis ya hace muchos años; fue lectura obligatoria en el instituto. Fue un libro que recordé para siempre; aunque poco a poco muchos de los datos fueron difuminándose en mi memoria, siempre quedó algo que me hacía recordar aquel libro, con sus referencias a los rituales de cortejo de la pareja humana o el significado de los brazos cruzados.





Este libro me ha refrescado la memoria y lo he leído con agrado, pero en cierto modo me ha decepcionado. Creo que esto no sucederá a  los que se introduzcan por primera vez en el tema, pero a mí me ha ocurrido porque esperaba que el libro de los  Pease sería más completo. Lo compré a través del Círculo de Lectores (al que me he vuelto a "enganchar" después de años de deserción) y en el catálogo se lo veía voluminoso; creí pues que contendría mucha más información que el de Davis. No me ha dado esa impresión; al contrario, creo que éste es incluso más divulgativo; no quiero darle un tono peyorativo a la palabra ni ser pedante, pero esperaba algo más.

Sin embargo, ya digo...El libro es muy interesante y entretenido. Contiene muchas ilustraciones que nos ayudan a ver claramente el gesto facial o postura corporal al que los autores se están refiriendo, y muchas de esas ilustraciones son fotos de personajes famosos "cazados" en posturas que desnudan su alma. Sus cuatrocientas y pico páginas se leen muy rápido y, al terminar el libro y aun antes, nos sentimos invadidos indefectiblemente por un deseo de "analizar" a nuestros semejantes. Estamos en un café, y observamos a la gente a la caza de gestos que desvelen lo que sienten; miramos si tienen los brazos cruzados, si enseñan las palmas de las manos y si sus rodillas están dirigidas hacia la salida o hacia su interlocutor. Ansiamos  también ensayar nosotros mismos algunos gestos para comprobar su efectividad: ¿Daremos realmente la impresión de seguridad en nosotros mismos si mantenemos los brazos no totalmente pegados al cuerpo y si dejamos de apretar esa carpeta contra nuestro pecho? Ciertas preocupaciones nos asaltan...¿Será alguien capaz de adivinar nuestros más recónditos deseos (o no deseos) por culpa del grado de dilatación de nuestras pupilas?



En fin, un libro muy entretenido, probablemente con muchos aciertos y unas pocas exageraciones. Mi único fallo ha sido no subrayar ni tomar notas...lo haré en la segunda lectura.

EL EMBLEMA DEL TRAIDOR, de Juan Gómez-Jurado

No había leído todavía ningún libro de este escritor, y al comprarlo en una tienda de segunda mano me incliné por opinar que, una vez más, estaba arriesgando. Cierto es que  en la contraportada se llama a Gómez-Jurado el Ken Follett español...pero yo tampoco he leído nunca a Ken Follet. Por otro lado el título (con una palabra, emblema, evocadora de los consabidos símbolo, sello, código, códice, reliquia...) me hacía sospechar que de nuevo me había hecho con una imitación de Dan Brown. Si es que no escarmientas, me dije a mí misma de camino a casa.


Nada más lejos de la realidad: esta emocionante novela no sólo no imita la estructura narrativa de Brown como hacen tantos otros, sino que no cae en ninguno de sus tópicos.  La masonería no se retrata como el epicentro de conspiraciones, sino más bien como el punto de confluencia de ideologías progresistas...aunque también rehúsa  el autor idealizarla y, de hecho, la califica, a través de su protagonista, de aburrida, lo cual no deja de ser original.

La novela comienza con el rescate de unos casi-náufragos en  alta mar y luego se traslada al pasado para contar  la historia de uno de ellos y todas las personas que lo rodearon.  La acción se desarrolla en  Alemania desde los años previos a la ascensión al poder de los nazis hasta la época de los campos de concentración. El autor tiene una loable capacidad de tratar temas como embrollos familiares, violencia doméstica y callejera, campos de concentración...) de una manera nada morbosa, si bien ciertamente realista.

La acción transcurre de una manera trepidante y realmente te atrapa: un libro para leer en dos o tres días o incluso menos.. Altamente recomendable; ahora sólo me queda leerme las otras novelas de Gómez-Jurado, cosa que haré sin ninguna duda.